Sonreír, hablar, comer o beber son acciones que se consiguen gracias a una de las
partes más pequeñas de nuestra anatomía: la boca. La cavidad oral está compuesta a su vez,
de muchas otras estructuras importantes, cada una con sus características y funciones
propias, que trabajan de forma conjunta. Una de importante esas estructuras son nuestros
dientes. 
Los dientes son órganos mineralizados y pequeños que se encuentran anclados a
nuestros huesos maxilares mediante el periodonto y que erupcionan a través de la encía. Un
adulto cuenta con 32 piezas dentarias mientras que los niños cuentan con 20 piezas.

¿Cómo están compuestos nuestros dientes?
Estos se componen por un tejido duro y uno blando. El tejido duro está constituido por
calcio y fósforo, este tejido lo podemos observar en casi su totalidad (en el esmalte, en la
dentina y en el cemento), y dentro del diente se encuentra una zona vacía llamada cámara
pulpar y dentro de esta se encuentra el tejido nervioso y de irrigación del diente (tejido
blando), es decir, el tejido que le da vida, nutrición y sensibilidad.
Estos tejidos de inervación e irrigación entran en nuestro diente por la punta de la raíz
del mismo, a veces hay una sola vía que contiene todo este tejido y a veces hay varias vías que
se unen en un punto, que es el que llamamos cámara pulpar.

¿Cuál es la estructura de un diente?

CORONA: es la porción visible de las piezas dentales, está cubierta por el esmalte dental en
contraposición a la raíz dental que está cubierta por el cemento. La forma de esa corona es lo
que determina la función del diente. Es decir, las piezas más afiladas sirven para cortar el
alimento y las más planas son para moler la comida que entra en la boca. A su vez,
distinguimos dos partes dentro de la corona: la cúspide -la zona más alta- y el surco -la zona
media-.

CUELLO: o zona cervical, une la corona con la raíz y se sitúa en el borde de la encía. Es una
parte que requiere de una especial higiene rutinaria, ya que tiende a acumular bacterias que
pueden causar caries o infecciones

RAIZ: soporta el diente y se encuentra en el interior del maxilar. Dependiendo de la pieza
dental, hay una (incisivos y caninos) o varias (premolares y molares).

ESMALTE: es la parte externa del diente y el tejido más duro de nuestro organismo,
es traslúcido e insensible al dolor, ya que no tiene terminaciones nerviosas.

DENTINA: es la capa del diente que está justo debajo del esmalte y la responsable del color
del diente. Tiene varias propiedades, como la dureza, permeabilidad, radiopacidad,
traslucidez, elasticidad y, como ya hemos señalado, el color. Es muy sensible a las
temperaturas.

PULPA: debajo de la dentina se encuentra la pulpa. Está formada por un tejido blando y
suave que contiene el sistema nervioso y los vasos sanguíneos. Su principal función es
proporcionar vitalidad al diente y, como protector, responde a estímulos como la
temperatura, (frío o calor), presión o al dolor cuando se produce una caries

¿Cuántos tipos de dientes tenemos y para qué nos sirven?

Casi siempre nos referimos a estas piezas con el nombre genérico de “dientes”, pero lo cierto es que cada una tiene un nombre y función concreta.

Nuestra dentadura se agrupa en: incisivos, caninos, premolares y molares, los cuales describiremos junto a su función a continuación: 

INCISIVOS: los incisivos son los encargados de cortar los alimentos. Sus afilados bordes son
los que rompen o trocean el alimento. Los incisivos se sitúan en la parte frontal de la boca y
son los primeros dientes que entran en contacto con los alimentos. Están formados por un
total de 8 piezas dentales; los incisivos frontales con dos superiores y dos inferiores y los
incisivos laterales, con 2 piezas arriba y dos abajo. Estos se agrupan en incisivos centrales y
laterales.

CANINOS: se utilizan para desgarrar los alimentos que no pueden ser fácilmente cortados
por los incisivos. Estos dientes tienen forma puntiaguda y se les conoce popularmente como
colmillos. Tenemos 2 en el maxilar superior y otros dos en el inferior o mandíbula. Debido
a su ubicación en la fosa canina, tienen un importante papel en la estética facial.

PREMOLARES: son las piezas dentales situadas inmediatamente después de los caninos o
colmillos. Tenemos ocho premolares en total, cuatro en la mandíbula o parte inferior de la
boca  y cuatro en el maxilar o parte superior de la boca y están colocados, de manera
simétrica: dos a cada lado respectivamente. Disponen, en su mayoría, de dos conductos
inervados. La función principal de los premolares es la del desgarro de alimentos y molienda
de los mismos.

MOLARES: conocidos comúnmente como muelas, son las piezas dentales más grandes que
tenemos en la boca. Se encuentran situados en la parte posterior de la boca, divididos en
dos bloques de seis dientes, en la parte superior y en el maxilar inferior. Estos dientes se
encargan de triturar y moler el alimento en pequeños trozos para que podamos digerirlo
fácilmente. Para ello tienen en su superficie varias cúspides anchas. Pueden llegar a tener
hasta cuatro raíces cada uno de los molares.

¿Cuál es la función general de nuestros dientes?
Cada uno de nuestras piezas dentales tienen una función distinta, según su
morfología. Pero, de forma generalizada, se puede clasificar en dos:

Importancia de conocer de nuestras piezas dentarias

Conocer cuáles son las partes del diente y saber qué función tiene dentro de nuestra
cavidad oral, nos ayuda a darnos cuenta de la importancia que tiene cada una.
Con ello, seremos más conscientes de que el diente no se limita a ser una parte
puramente estética, sino que es una estructura compleja que afecta a nuestra salud
bucodental de muchas formas e indirectamente un dolor bucal está conectado a nuestra salud
general, aprender sobre ellos y a cuidar de ellos, es cuidar de nosotros mismos.