Se entiende por riesgo en salud la probabilidad de que una población determinada sufra cierta enfermedad o daño. Este es un agente que puede causar un daño tanto a la salud del operador como del paciente, y se encuentra en el ambiente laboral pudiendo ser una vía de transmisión directa para enfermedades a través de fluidos corporales como sangre, saliva, entre otros.
La bioseguridad, se encarga de evitar el riesgo para la salud y el medio ambiente proveniente de la exposición a agentes biológicos causantes de enfermedades, se vuelve de vital importancia. Los protocolos de seguridad aseguran que las labores realizadas bajo estas normativas sean más efectivas y está orientado a minimizar los factores que pueden generar la transmisión de la enfermedad.
La enfermedad por coronavirus (COVID 19) se describe un triángulo epidemiológico causa que está formado por: el medio ambiente, el agente etiológico y el huésped. Las personas infectadas pueden estar asintomáticas o presentar un cortejo de síntomas que oscilan desde leves a muy graves, son síntomas similares a los de la gripe o catarro, entre los que se incluyen fiebre, tos, disnea, mialgia y fatiga, en casos graves se caracteriza por producir neumonía, síndrome de dificultad respiratoria aguda, sepsis y choque séptico e incluso la muerte. El virus se transmite principalmente a través de las gotículas generadas cuando una persona infectada tose, estornuda o espira.
Frente a esta situación del COVID-19, los profesionales de diferentes áreas de la salud están expuestos ante este brote. La propagación de este virus ha generado retos en la Odontología y demás carreras de salud, ante esta situación, los odontólogos son considerados la primera línea de diagnóstico porque existe una exposición continua de microorganismos y contacto directo con los pacientes. Tanto los pacientes y los odontólogos están expuestos a microorganismos patógenos que infectan la cavidad oral y el tracto respiratorio. Los microorganismos patógenos pueden transmitirse en entornos dentales a través de contacto indirecto con instrumentos contaminados y/o superficies.
En odontología, la bioseguridad se emplea desde la llegada del paciente en recepción, los consultorios, el manejo de instrumentos, hasta su salida de la clínica. El odontólogo debe ser capaz de identificar un caso sospechoso de contagio por COVID-19 y deberá usar medidas de protección personal que consiste en gafas de protección ajustadas a la cara con goma, estancas, pantalla facial, utilizar gorro quirúrgico desechable, mascarilla, batas impermeables desechables y guantes de nitrilo. Después de la consulta es aconsejable desinfectar a menudo cualquier estructura metálica que suela tocarse de manera frecuente, pomos y picaportes, también debemos desinfectar la unidad y botar la bata, guantes y gorro que se usó. Este protocolo hay que realizarlo después de cada paciente puesto que podríamos desconocer si son positivos o no. Después, el instrumental y la bandeja debemos lavarla con abundante agua y jabón, secarlo para luego desinfectarla y esterilizarla.
En los consultorios, además de desinfectar después de cada paciente con una solución específica, debemos tener colocadas barreras de protección en las superficies; estas superficies a veces entran en contacto con los fluidos corporales del paciente, ya sea sangre, saliva u otras secreciones. Estas barreras deben eliminarse tras cada paciente.
La limpieza de superficies es una parte esencial de la desinfección dado que la materia orgánica puede inactivar muchos desinfectantes. Las turbinas y micromotores, también tiene contacto con la boca del paciente deben ser desinfectados. Estos se lavan y secan correctamente y por igual se introducen en bolsas de esterilizar.
Se debe lavar por separado el uniforme que se usó con agua caliente durante 10 minutos lo que destruirá muchas bacterias y también este virus. De todas formas, para destruir este microorganismo es suficiente detergente que pueda hacer abundante espuma, por lo que en un proceso de lavado a máquina es suficiente para garantizar que la ropa queda libre del este virus.
Llamaremos residuo tóxico a cualquier material odontológico utilizado en los diferentes actos terapéuticos realizados al paciente y tras cuyo manejo clínico se dan por finalizados. Su procesamiento y utilización conlleva ciertos riesgos, sin embargo, es importante diferenciarlos de aquellos otros asociados al uso de los diversos materiales empleados durante la actividad odontológica. En la clínica dental, los residuos sanitarios se han de identificar y clasificar para su posterior procesamiento, identificando su riesgo real, diferenciándolos asimismo en biopeligrosos o no.
Las medidas de protección son claves para preservar la salud y la seguridad. Es bueno que los pacientes estén alertas a la aplicación de las normas de bioseguridad. Las medidas de control de infecciones son necesarias para disminuir la circulación del virus y evitar que se siga propagando, es por esto que se requieren protocolos de control de infecciones estrictos y efectivos. Elaborar estrategias de gestión del riesgo en salud en odontología permitirá brindar un entorno de seguridad para el paciente, el profesional y su equipo.